Por: Arlette Escudero Angulo
Nuestra danza de tijeras actualmente denominado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, es una de las manifestaciones folclóricas más emblemáticas de nuestro país.
La Contribución de Arguedas por esta danza se basa en dos hechos, primero porque estaba convencido que son símbolos y constituyen todo un lenguaje del pueblo indígena; y segundo que existe una interrelación que hay entre su vida y obra. Su familiaridad por las danzas fue adquirida en la niñez sobre los códigos culturales de los quechuas de la sierra central y sur del Perú, hicieron posible su representación fidedigna de los danzantes de tijeras. Considera que los rasgos que marcan el área Pokra-Chanka son propias del quechua, el folklore musical y la danza de las tijeras.
Grande fue su predilección y amor por esta danza que pidió en una carta, que en su propio sepelio, su amigo el violinista Máximo Damián tocara “La Agonía” acompañado por el arpista Luciano Chiara, y como danzantes Gerardo y Zacarías Chiara.
Deseo detellar en parte en qué consiste, es una danza-ritual ofrecida para el buen desarrollo del año agrícola, se desenvuelve en una competencia músico-coreográfica denominada atipanakuy, es un baile masculino en el que dos bailarines, acompañados por sus respectivas orquestas de violín y arpa, danzan en turnos que forman parte de una competencia danzística. Cuando le toca el turno a un bailarín, éste no sólo repite los pasos de su competidor, sino también crea pasos y figuras más complicados que deben ser superados en el siguiente turno por el otro bailarín. Para complicar más la danza, los danzantes manipulan en una de sus manos dos piezas sueltas de tijeras mientras bailan. El choque interrumpido de las dos partes de las tijeras produce sonidos parecidos a los de una campana pequeña.
Es absurdo pensar el por qué esta danza fue olvidada, hasta hace poco eran pocos medios televisivos que difundían esta danza, y esto hacía suponer la falta de conocimiento por la misma y hasta olvido, por eso, mi más profundo respeto y admiración para quien dedico su vida entera a la difusión y revaloración de las verdaderas raíces del folclore del ande. No se dedico a la música, pero era poseedor de una doliente voz, capaz de transmitir todas la penas acumuladas en siglos por la gente del ande, y que hasta la fecha siguen siendo tratados como un pueblo olvidado.
Por lo opniamos que debemos amar lo nuestro, nuestro folclore, nuestras costumbres, nuestras raíces, y no dejar en el olvido lo que más nos representa y es nuestro pueblo, nuestra gente, y siempre reflejar ese amor profundo que sentimos por nuestro Perú, así como lo plasmó inumerables veces Arguedas en sus obras.
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